lunes, 20 de octubre de 2008

Ciudad Prohibida

De paseo para el fin de semana, lo primero que se decidió visitar, fue la Ciudad Prohibida, que no le llaman así, sino el Museo del Palacio. Era la residencia de los emperadores y el pueblo tenía prohibido entrar. Está rodeada por un foso, una pared alta y tiene unas torres de vigilancia en cada esquina. Eso es lo único que se ve desde el exterior. En la entrada, está un poster gigante de Mao, y en los primeros dos patios, están cuarteles del ejército y tiendas de souvenirs. A partir de ahí, ya te cobran la entrada. Con las credenciales de estudiante, nos hicieron 50 % de descuento. Excelente.


En la entrada


Tienes que pagar otra cuota si quieres entrar a las salas donde están las reliquias y objetos valiosos, pero es tan grande que ni tiempo nos dio de recorrerla toda, mucho menos entrar a ver los objetos.




Con Mariana y Lorena (las becarias)


Cruzas puerta tras puerta y palacio tras palacio. Cuando crees que ya terminaste, sigue otro y otro. Cada edificación tenía una función ceremonial particular y su propio nombre. Yo creo que el emperador debía tener su guía para saber qué hacer en dónde, cuándo y por qué. Los edificios y jardines muy suntuosos, pero los dormitorios no. Hasta eso que se veían muy austeros según se esperaba por el resto de la grandeza de la ciudad. El emperador debió de estar harto de lo estuvieran atendiendo todo el día, lo que quería era llegar a tumbarse en la cama.




El trono del emperador.


La tortuga, uno de los hijos del dragón




En el jardincito

Todo otro día de caminata. Pero también tomé buenas fotos.


1 comentario:

ailen dijo...

hola a asi que es ciudad prohibida